Después de leer estas obras que a estar alturas ya se tuvo la oportunidad de analizar detenidamente, tanto con las interpretaciones vistas en clase, la de los compañeros en las exposiciones y la propia tanto al leerla como al ubicarla en cuanto al poder y la violencia, me hizo llegar a esta conclusión que el poder y la violencia siempre y en todo momento están ligados a ese concepto que vemos a diario llamado: sociedad. Lo que establece tener un título de nobleza, pertenecer a cierta clase social, tener dinero, un cargo de mayor importancia, el gobierno o tan simple como haber asistido a la universidad y tener un título que lo demuestre ya implica cierta categoría y con ello cierto poder sobre las demás personas que no tienen acceso a este tipo de oportunidades.
Lo vemos reflejado en las obras de “Don Álvaro o la fuerza del sino” del Duque de Rivas, “Bodas de sangre” de Federico García Lorca, “La paz perpetua” de Juan Mayorga, “Los niños perdidos” de Laila Ripoll e incluso en la adaptación al cine de “Salvajes” hecha por Carlos Molinero, pero escrita en un principio por José Luis Alonso de Santos, que engloban todas esas circunstancias difíciles por las cuales el ser humano pasa, no solo en la época de guerras, o tragedia antigua sino que hasta el momento seguimos viviendo aunque podría parecer que no tan salvajemente como sucedía antes.
Lo que marca la sociedad es lo que nos rige como “seres humanos”, como decía no se necesita estar explícitamente en una guerra para darnos cuenta que estas historias no son del todo ajenas a la realidad y actualmente seguimos siendo participes de esa realidad. Pues es constante la violencia con la que se nos trata, por ejemplo al tener que formar parte de un estereotipo, una forma de vestir, de hablar, que coche conduces, a que escuela fuiste, con quienes tienes contacto, todo eso forma parte del mismo circulo de poder que la sociedad impone. Incluso sigue habiendo casos como los de “Don Álvaro” o “Bodas de sangre”, donde el padre o la madre decide con quien se puede o se tienen que casar sus hijos, títulos que no deben mezclarse como el del “rico y el pobre”, lo que pasa en “La paz perpetua” al final por defender sus ideales y querer desprenderse de un difícil pasado y sobrellevarlo para ser mejor en la vida, lo reflejado en “Niños perdidos”, estamos tan sumergidos en reglas sociales, en estatutos, en querer mantener una posición económico o social que nos olvidamos de ver a nuestros niños y darnos cuenta de qué les estamos enseñando con nuestros actos. En todo caso si la lucha ya es inevitable no dejarlos en el olvido, no mandarlos a un rincón donde nadie va defenderlos sino al contrario van hacer de su inocencia un juego malvado para acabar con ella.
Sea cual sea nuestra nacionalidad no estamos exentos de estos peligros, de estas formas de vida tan apresuradas donde la información ya está al alcance de todos, pero aun así solo lo más privilegiados siguen sobresaliendo y aspirando a ser llamados “ese alguien”, ese estereotipo que marca la sociedad sin importarle lo que pasa a su alrededor, es pertenecer o desaparecer, porque si no se cuenta con dichos recursos para lograrlo quedas fuera de las oportunidades de ayuda.
“Salvajes”, es además otra prueba de ello, jóvenes que son violentados por la sociedad poniendo etiquetas y señalando por una forma de ser, de vestir, perteneciendo a las llamadas "tribus urbanas", drogas, prostitución, todo eso que los afecta directamente, pues son participes de esas circunstancias lamentables.
Se privan de una expresión por temer el qué dirán, es preferible pertenecer al rango de los chicos buenos, en caso de que tu situación económica sea menor, que al de los malos o tiranos que se vuelven los de mayor solvencia.
Se privan de una expresión por temer el qué dirán, es preferible pertenecer al rango de los chicos buenos, en caso de que tu situación económica sea menor, que al de los malos o tiranos que se vuelven los de mayor solvencia.
Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿realmente somos libres?, ¿realmente decidimos nosotros mismos qué estudiar, qué vestir, qué decir? Pues creo que estas obras, nos abren los ojos a la realidad, seguimos dominados bajo el mismo rango, poder de la sociedad, del gobierno y las clases sociales altas y la violencia que genera la represión de todos ellos.
Nora López
No hay comentarios:
Publicar un comentario