miércoles, 25 de junio de 2014

Análisis del monólogo de "Don Álvaro", Jornada III


Lo que Don Álvaro expresa en estas líneas, no es más que su propio sufrimiento al verse rodeado de tanta maldad, la desesperación, la muerte, la injusticia, el poder, la violencia, la tiranía, el dolor, la guerra y la soledad. Pensar en cómo otros hombres viven de aplausos sin hacer realmente nada para merecerlos, no sufren, no tienen preocupación alguna y son dichosos, viven su vida día tras día, ignorando el sufrimiento, pues ellos en realidad no conocen de eso, gozan de títulos y buena fortuna. Para otros con la suerte de él, no hay otro deseo que la muerte, cuando toda esperanza ha sido arrebatada, no queda más que ansiar aquello que promete ser la paz eterna. 

Don Álvaro: […] “Al que tranquilo, gozoso vive entre aplausos y honores, y de inocentes amores apura el cáliz sabroso; cuando es más fuerte y brioso, la muerte sus dichas huella, sus venturas atropella; y yo que infelice soy, yo que buscándola voy, no pudo encontrar con ella. ¿Más cómo la he de obtener, ¡desventurado de mí! pues cuando infeliz nací, nací para envejecer?” […] (Jornada III, escena III, p. 66)

Y él que tanto ha pasado por malas experiencias, no ha encontrado la felicidad en ninguna parte, si alguna vez la tuvo solo el gozo brevemente. Observa su alrededor y cree que su destino es trágico, que el solo nació para envejecer, sin esperar dicha alguna. Como es que otros encuentran el ser amado sin estarlo buscando, tienen esa suerte y viven su vida distinta a él que tanto anhela felicidad.
Continua hablando, solo anhela estar junto a su amada, está cansado de tanto sufrimiento, no sabe que más hacer, solo ansia la muerte, pues esa a su parecer es la única manera de estar cerca de su amor Leonor, a quien le pide con fervor que lo ilumine y lo haga soportar tanto dolor, tanta injusticia, en el fondo no es mala persona, solo estuvo tomando muchas malas decisiones que lo llevaron a trágicos desenlaces, intenta por muchas vías ser alguien distinto pero ya nada más importa solo quiere paz, y la única manera de encontrarla a su parecer, es con la muerte.
Ganar o perder la guerra no es algo que en realidad le importe, su único deseo es morir, es dejar de sufrir para estar con su Leonor. Vive con la eterna pregunta, de por qué a él le pasan tantas tragedias tan seguidas, cada palabra suya es una imploración al destino de que su suerte cambie, pero al parecer, no obtiene respuesta pues entre más aclama un rayo de esperanza a su amor perdido y a su suerte trágica, más actos sombríos lo persiguen, pues es ahí, además cuando se encuentra con Don Carlos, justo después de sus suplicas, nuevamente se enfrenta a su destino trágico.

Foto por: vídeo Estudio 1- TVE- Don Álvaro o la fuerza del sino

Don Álvaro: […] “Socórreme, mi Leonor gala del suelo andaluz, que ya eres ángel de luz, junto al trono del Señor. Mírame desde tu altura sin nombre en extraña tierra, empeñado en una guerra, por ganar mi sepultura” […] (Jornada III, escena III, Pp. 67, 68)


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